Lacio

Entre las laderas del Parioli y la colina sobre la que se levanta la Villa Olímpica, se puede ver el Auditorio de Renzo Piano, ahora un lugar de encuentro con la música. No lejos de allí, en el barrio Flaminio, la arquitecto anglo-iraquí Zaha Hadid, la primera mujer galardonada con el Premio Pritzker, ha diseñado en los cuarteles Montello MAXXI, el Museo Nacional de las Artes del Siglo XXI. El viaje a través de la Roma más moderna y vanguardista que incluir necesariamente una visita al barrio del Euro. Aunque un poco fuera del circuito turístico, vale la pena hacer un salto al barrio periférico en el suburbio de Tres Cabezas, donde se alza, magnífica en su blancura, la deslumbrante de la “Iglesia del Tercer Milenio”, de la Misericordia, obra del arquitecto estadounidense Richard Meier. Descubrir la Roma contemporánea significa, sin embargo, también sumergirse en la atmósfera de los barrios jóvenes y populares como Testaccio, Ostiense y Garbatella, donde la gente del cine y del diseño, hace colas para poder tener los lofts más exclusivos y recuperados de la arqueología industrial.

A principios del siglo XVI, en una plaza de Roma, se colocó el tronco de una estatua que pronto recibió el apodo de “Pasquino” y que dio lugar a una tradición que todavía hoy dura. La gente del pueblo se aficionó a la sátira y la protesta bajo esta estatua. Así nacieron los “pasquines”. Las primeras reacciones del Estado Pontificio surtieron el efecto de aumentar estas sátiras e incluso el número de estatuas parlantes bajo las que polemizar: la de Pasquino, en el Palacio Braschi-Piazza Navona, Madama Lucrezia Piazza Venecia, Marforio en Capitol Hill, el babuino en Via del Babuino, el Porter en Via Lata y Abbate Luigi Piazza Vidoni. El fenómeno desapareció al principio del XVI y fue muy fuerte hasta el siglo XIX, y varias crónicas antiguas recuerdan los pasquines más famosos.